Vamos a por los candidatos:
Los candidatos del mes.
Se hace complicado escoger uno, pero el seleccionado condensa lo mejor de los candidatos (profundidad, diversión, calidad de componentes) pero en una caja, muy, muy pequeña. ¿De cual hablamos? Pues del juego del mes: Demon Worker.
En esta pequeña caja (que si nos ponemos, podría ser más pequeña aún) encontramos un grandísimo juego de gestión de trabajadores condensado en un tablerillo, unas fichas y un mazo de cartas.
Cada jugador -tres o cuatro, el abanico no es lo más amplio del mundo, la verdad - representa a un demonio que debe poner a trabajar a sus humanos para conseguir la mayor cantidad posible de Puntos de Maldad (EP los llama el juego, Evil Points) tras las cinco rondas de las que constará cada partida. Los humanos no son muy buenos trabajadores, pero a medida que el juego avanza, iremos reclutando monstruos y demonios más poderosos.
Tras unas ilustraciones muy resultonas, encontramos un completo juego que comienza con una fase de draft para formar nuestra mano de monstruos y demonios candidatos y sigue con cinco rápidas rondas donde usaremos a nuestros trabajadores en localizaciones concretas que nos otorgarán recursos de varios tipos, nos darán la posibilidad de invocar nuevos trabajadores (esos monstruos y demonios que tenemos reservados de la fase de draft) y, por supuesto, gastar los recursos que ya tenemos para obtener los codiciados Puntos de Maldad.
Cada vez que enviamos a un trabajador a una acción tendremos que pagar un precio, el conste de envío, además de un extra si ya hay otros trabajadores (nuestros o rivales) en ella. ¡Las acciones de moda hay que pagarlas!
Tras las cinco rondas, el jugador con más Puntos de Maldad será el indiscutible ganador.
Los componentes de Demon Worker.
Es llamativo como con muy pocas cosas materiales y unas reglas muy sencillas este Demon Worker nos ofrece un verdadero juego de recursos, trabajadores y acciones que nos tendrá casi una horita sentados en la mesa y pensando como exprimir al máximo lo que tenemos. Además, se hace corto: cuando terminan las cinco rondas nos damos cuenta de que necesitamos más.
El juego incluye unas hojitas de ayuda que no están traducidas al castellano, pero son absolutamente prescindibles. Nos quedamos en este arranque de verano con un juego fácilmente transportable para llevar a la piscina o al monte y que nos entrentendrá bastante tiempo: Demon Worker.
¡Nos vemos!